Para hacer un buen pan hay que mezclar la masa en un bol. No se mezcla todo de una, sino que se pone primero el agua, con un poco de sal, la levadura y algo de la harina.
Al principio es una mezcla casi líquida, chirle. A medida que le vas agregando harina, va tomando consistencia hasta transformarse en una masa compacta pero flexible. Esto último hace que esté destinada a cambiar.
Por eso hay que hacerla levar, que consiste en dejarla un tiempo quieta, a resguardo del frío, en un lugar medianamente cálido. Prácticamente te olvidas que existe. Te pones hacer otras cosas. Al cabo de un tiempo, solita la masa aumentó dos o tres veces su volumen. Creció.
Cuando está lo suficiente crecida, la volvés a amasar, la recortas diviediéndola en distintos bollos. Le das forma, a veces te salen todos parecidos, otras muy distintos. Les agregas semillas y condimentos. Unos son alargados, otros mas redondos y pequeños.
Así, ya con la forma que van a tener definitivamente, los volvés a dejar que leven. otra vez te retirás, tomás distancia de la obra y esperás. Ya sabés, porque tenés la experiencia reciente, que sola, al abrigo del paño con que la tapaste y lejos de tu hacer, la obra crece.
Nuevamente, aumentó su volumen . Con ello, se completó la forma. Ya es casi pan, se parece al pan. Sólo falta hornearlo: Media hora con el horno a 200 ºc.
viernes, 13 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Estas a full con el blog fede, bueno me parece copadisimo,PegatE una vuelta por "en el aire a la noche" y escucha el ultimo Laburito...abrazo!
ResponderEliminarEste texto me trae reminicencias de epocas de pan y escrituras
ResponderEliminar